domingo, 19 de abril de 2015

Something's wrong.

No somos perfectos pero por alguna extraña razón buscamos perfección en los otros. Le he dado más valor a cosas estúpidas y vacías sin ver nunca más allá, sin notar cosas que realmente debía apreciar. Algunas veces pierdo la oportunidad de quizá poder ser feliz por actuar como un cretinos sin corazón, al que nada le importa o al que nada le duele. Simplemente mintiéndome a mí mismo. En la larga han sido varias las personas a las que le he hecho daño, sin embargo, no me creo arrepentido de eso.

¿Inestabilidad de emociones o desconocimiento en lo que realmente queremos? Me he acostumbrado tanto a ver sólo lo que me falta, lo que creo necesitar o que quisiera tener. Ignorando y obviando siempre todas las cosas buenas que a mi lado ya tenía. He tenido el vago pensamiento de que quien quiera estar que esté sin importar nada más. Lo lamentable es que duelen igual. Duele cuando pierdes algo que acostumbrabas tener o creías tener; duele cuando se cansan de tus faltas de expresiones, sin importar todo lo que has sacrificado ya. Te lamentas cuando pones fin a algo que ni un comienzo ha tenido, cuando toca decir adiós sin decir nada más. Duele cuando crees estar pero en realidad no es así. 

Después de tantos intentos fallidos algo interno en ti empieza a cambiar, no quieres ser nunca más ese el que una vez lo dio todo y simplemente terminó mal, algo en ti endurece con el tiempo. Respirando sólo ese miedo constante de que alguien afuera pueda girar tu mundo de cabeza, capaz de echar abajo esos muros que alrededor de ti construiste. Quizá es ese miedo el que constantemente te lleva al fracaso una y otra vez. Lo más triste siempre será ver cómo muchos te juzguen sin saber nada o tan poco. Que tus malas decisiones la recalquen una y otra vez como si el derecho a equivocarse no es para ti. Muchos olvidan el "de los errores se aprende" cuando eres tú quien los comete. Al final nunca sabemos si es mejor hacerle daño a otros para protegerte a ti o proteger a los demás sin importar que te hagan daño a ti. 
¿Dónde está el punto de equilibrio en esa balanza? 




martes, 7 de abril de 2015

Escasez de amor.

Hoy, mientras estaba esperando mi hora de embarque me quedé sorprendido por lo que una madre a su hija le decía. A la niña le calculo unos 6 años, llena de vida y ganas de divertirse. Para la madre todo lo que la niña hacía de cierta forma le molestaba y constantemente le llamaba la atención, diciéndole cosas horribles y amenazándola por nada. Me dio tristeza en cierta forma el ver que para la niña dar un pequeño giro estilo ballet a su madre le molestaba. Quizá quería que su hija permaneciera quieta como un ser sin vida sentado en una silla. Supongo que a esa edad los niños sólo quieren jugar y divertirse un poco; creo también que debe ser considerado una bendición que su hijo pueda hacerlo, sabiendo que es una realidad que hay miles de niños allá afuera que no pueden tener ese toque de alegría porque con tan corta edad están luchando por alguna enfermedad, debe ser doloroso para una madre ver que su hijo esté en sillas de ruedas sin fuerzas siquiera para hacer cosas por sí sola. 

Aún así eso no fue todo, la niña en busca de algo qué hacer le ha pedido a su madre poder jugar con su nintendo portátil. Su madre le dice que está bien pero que en cuanto vea que otro niño lo toque le pegaría y se lo quitaría a ella. Fue triste ver esa escena y de alguna forma me hizo reflexionar mucho porque la niña en su inocencia le dice asustada a otra niña que se le acercó para jugar, que sólo podría ver como jugaba ella, pues sino su madre se molestaría. 

Quizá no estemos consiente del error que cometemos cuando a una niña inocente le decimos cosas así, sin notarlo en ese instante en ella empezamos a cambiar sus valores. Enseñamos a ser egoístas en vez de humildes y compañeros, enseñamos a sacar las garras sin torcer nunca el brazo. En esa pequeña encontré un motivo para cambiar mi forma de actuar en algunos sentidos. Ahora sólo quiero pensar que no importa lo que tengamos en realidad, sino todo lo que con eso podamos hacer. No se trata de tener el mejor videojuegos sino a cuántos podamos hacer feliz por unos minutos jugando en él. Debemos sembrar amor si de verdad un cambio al mundo queremos dar.